viernes, 2 de mayo de 2008

|¨Ausencia¨|

Siempre en estas etapas nos vemos tan encrucijados. Siempre pensé que esto sólo ocurría cuando uno estaba consciente. No. Hoy entiendo que sucede mientras estés allí. El cáncer me hierve las venas y la impotencia me las congela: constante lucha en la que yo soy aquella espada que choca fría contra la otra. Cada golpe es un nuevo pasado, las caídas son estrechas, los sueños más vívidos y alguna presencia se pasea de vez en cuando en mi cabeza, sólo para brincar sobre el tumor que me tiene donde estoy, ¿Sueles creer que esto es cierto? (Juro que no sabía qué hacer. Hoy es todo tan claro) Invades el recuerdo posible y atormentas mi alrededor. Un pestilente olor se descubre desde mi cuerpo, una lluvia de semanas y meses de invierno me indican que aún soy una mascota. Que no puedo más que dejarme llevar por lo que quieran intentar los demás. Sigo atrapada en la oscuridad: intermitentes caídas. Me divido en interior y exterior, ya ni mis pensamientos puedo manejar. Perdí el control. Fuimos tantos iguales, pero hoy tomo un receso: caigo la vacío ¿Vacío? ¿Cuántos kilómetros hay hasta abajo? ¿Puedo subir ya? Lánza tu cabello, Rapunzel, al pozo donde me encuentro, cántame tu canción, tu sabes que no puedo vivir en el silencio, que no puedo respirar sino notas musicales... esas que no están ahora... ¿Cuál es el juego? El de necesitar de todos. Dejé todo, olvidé a cuanto pasó alguna vez por mi vida, desheché momentos que formaron mi existencia por crear estos nuevos futuros, por ser sin saber que estoy siendo mal. Hoy: venganza de los primeros, me esmero por entender, por arreglar, por saber otra vez y no volver a dudar, pero qué sentido tiene ya si esta prisión no me deja actuar, ni responder, ni presentarme ante los demás. Sólo puedo soñar e imaginar... cosas que, como dije, ni si quiera puedo controlar. ¿Cuánto más puede durar?... Sus consecuencias duran años, su originalidad será parte del siguiente. Siempre habrá un siguiente, de aquí hasta la muerte: aquel rastro de dolor seductor que se tiene antes de la completación del universo en mi. Esa muestra de amargura del primer mordisco de la naranja, para, luego de pelarla, poder disfrutar de la nada, de su dulzura, de la muerte. La esperamos y alabamos en momentos como este. El frío escala por la espalda rápidamente y se convierte en un cosquilleo al llegar arriba. Siento grandes manos sobre mis hoimbros (aunque no las identifico) y me oprimen hasta no poder más: me agacho, me acuesto, pero las manos ahora se han trasladado a mis ojos. Sus dedos se incrustan y hunden y hunden hasta llegar a mis pensamientos. Abre las palmas y la fiebre me domina. Creí que todo acababa aquí, creí escuchar algo de música a lo lejos y me olbigué a dormir sólo para estar con ella. Y dormí. Y no estaba... pero ya no pude despertar. 30 de abril del 2008, 14:00 horas.

1 comentario:

The_Black_Guardian dijo...

Uhhhh!!!, plop, buenisimo, aunque una lata el sentimiento que la lleva a estos textos, ojalá se le pase el resfriado luego

Bye

Edward "¿Bloom?" Magañah
The Black Guardian

P.D: sube una entrada al otro blog :)