Y por pedir volver hoy siento que no he avanzado. No entiendo cómo no lo pensé antes. "El árbol jamás retrocede". Pensé. Pensé que era lo ideal... porque todo tiempo pasado... es mejor. Pero no noté que si es 
mejor... es porque olvidé lo mal que es sentir la pérdida de quienes te traicionan. Lo incorrecto que se siente. Leí mi vida una vez más. Pero esta vez sentí que era un perfecto diablo. Que las había torturado y amenzado con las influencias de personas que no las conocían... como yo. Me dijé llevar... (Mem. nunca más dejarme llevar). Todo fue como fue. Y todo se olvidó tan rápido como esto fue... nos limpiamos las manos sin delicadeza. Nos sentimos unos superiores a otros. No lo fuimos. Cuando nos sentimos inferiores en realidad estábamos siendo superiores... ¡No sabemos nada aún! El camino se ve eterno aun en este punto... de la vida. Las vueltas siguen intactas en el futuro. El destino aun no es manipulable. Nuestras almas deambulan sin compañía... y los perdidos... se alimentan de su ego. Viven de su interior... y caen. Caen. Y vuelven a caer. ¿Nos derribaremos otra vez? Pidiendo devolverme a lo que fui y a lo que pude haber sido hoy me torturo. Desenpolvé el pasado y hoy lo leí con los ojos del cambiado... ¿Por qué desenpolvé el pasado...? Debí dejarlo donde estaba... y no tambalear frente a los actos con los que ayer me sentí segura. Aprendí... de cada uno de ellos. Fui y volví. Retrocedí para darme cuenta de que lo que vivía no era una pesadilla. No lo era. Seguí caminando. Comenzé a correr. Rápido. Olvidé y corrí más. Y me derrumbé... mis ojos estaban cerrados todo ese tiempo... creí en todos y jugué con mi propia libertad. Me encandené y desencadené en pruebas malignas. Y aquí estoy... ¿Queriendo volver a lo que fui? No. Si el árbol no retrocede es porque nada lo debe hacer. No caeré en mi trampa. No seré tierra ni árbol. Me sumergiré en mi misma. Me empaparé de mi interior... y si me ahogo... respiraré el aire a través del agua. En pocas palabras: seré yo... para no caer en tí... en ustedes... en los otros. Destruiré a Realidad y su vacía dictadura de las insignificancias. Y si quienes quieren unirse hoy con sus mentiras a mi yo me traicionan. No me cabecearé más con ellos. Porque sé que lo harán. No los olvidaré ni perdonaré... porque sabía que lo harían. Simplemente los dejaré pasar... como un acontecimiento más de mi vida. Sin más parafernalias. Sin más llantos ni alegrias. Seguiré mi propio camino... con o sin ellos. Ya no son cruciales para mi... como para nadie lo han sido... pero como para mi fueron ellas antes. Entre tantas cosas ocurridas. Conocí también la soledad en su mejor fase. Cuando la lástima de otros es lo único que te mueve un poco. Cuando tienes tanto tiempo para ser y hacer tu... que te sientes llena. Estas completa en cada una de tus conexiones... conmigo misma...
mejor... es porque olvidé lo mal que es sentir la pérdida de quienes te traicionan. Lo incorrecto que se siente. Leí mi vida una vez más. Pero esta vez sentí que era un perfecto diablo. Que las había torturado y amenzado con las influencias de personas que no las conocían... como yo. Me dijé llevar... (Mem. nunca más dejarme llevar). Todo fue como fue. Y todo se olvidó tan rápido como esto fue... nos limpiamos las manos sin delicadeza. Nos sentimos unos superiores a otros. No lo fuimos. Cuando nos sentimos inferiores en realidad estábamos siendo superiores... ¡No sabemos nada aún! El camino se ve eterno aun en este punto... de la vida. Las vueltas siguen intactas en el futuro. El destino aun no es manipulable. Nuestras almas deambulan sin compañía... y los perdidos... se alimentan de su ego. Viven de su interior... y caen. Caen. Y vuelven a caer. ¿Nos derribaremos otra vez? Pidiendo devolverme a lo que fui y a lo que pude haber sido hoy me torturo. Desenpolvé el pasado y hoy lo leí con los ojos del cambiado... ¿Por qué desenpolvé el pasado...? Debí dejarlo donde estaba... y no tambalear frente a los actos con los que ayer me sentí segura. Aprendí... de cada uno de ellos. Fui y volví. Retrocedí para darme cuenta de que lo que vivía no era una pesadilla. No lo era. Seguí caminando. Comenzé a correr. Rápido. Olvidé y corrí más. Y me derrumbé... mis ojos estaban cerrados todo ese tiempo... creí en todos y jugué con mi propia libertad. Me encandené y desencadené en pruebas malignas. Y aquí estoy... ¿Queriendo volver a lo que fui? No. Si el árbol no retrocede es porque nada lo debe hacer. No caeré en mi trampa. No seré tierra ni árbol. Me sumergiré en mi misma. Me empaparé de mi interior... y si me ahogo... respiraré el aire a través del agua. En pocas palabras: seré yo... para no caer en tí... en ustedes... en los otros. Destruiré a Realidad y su vacía dictadura de las insignificancias. Y si quienes quieren unirse hoy con sus mentiras a mi yo me traicionan. No me cabecearé más con ellos. Porque sé que lo harán. No los olvidaré ni perdonaré... porque sabía que lo harían. Simplemente los dejaré pasar... como un acontecimiento más de mi vida. Sin más parafernalias. Sin más llantos ni alegrias. Seguiré mi propio camino... con o sin ellos. Ya no son cruciales para mi... como para nadie lo han sido... pero como para mi fueron ellas antes. Entre tantas cosas ocurridas. Conocí también la soledad en su mejor fase. Cuando la lástima de otros es lo único que te mueve un poco. Cuando tienes tanto tiempo para ser y hacer tu... que te sientes llena. Estas completa en cada una de tus conexiones... conmigo misma...
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