(carta I)

Querido: Primeramente me dirigiré a tu máscara, a la que me haz presentado a mi solamente. Quisiera seguir deseándote maravillas eternas, filosóficas y espirituales como solíamos hacerlo antes el uno al otro, quisiera otra vez estar así, así contigo siempre, no como ahora, sino como antes, no como antes, sino como hace un para de semanas atrás... quisiera, sin embargo, no amarte nunca, poder decirte a la cara la verdad: que jamás te amé, quisiera retroceder el tiempo y lograr que nunca se hubiese paseado libre y alegremente el pensamiento de que me había enamorado, quisiera que ese pensamiento nunca hubiese sido de tí... Pero fue, sucedió, y no hay que arrepentirse de lo que uno hace, ¿Recuerdas? Sentiré alguna otra vez el sentimiendo de ahora, el de la estupidez, eso es lo que siento en este presiso momento, me siento tonta por haberme dejado llevar por los pensamientos profundos y la dulzura de la música clásica, mientras que veía ciegamente como éstas mismas nos destruían, nos descarrilaban de la realidad y nos camuflaba el terror. "¿Qué tiene de malo camuflar el terror?", bueno, pues es obvio, la locura se tornará locura, no vemos el terror pero está, nos acostumbraremos a no verlo y cuando nos sorprenda acumulado estaremos debilitados por el gozo fácil, profundo y espiritual... Continuaré. No creo poder volver a pronunciarte palabras de cariño si quiera pues nuestros cuerpos se rechazan ahora, más bien, mi cuerpo no aguanta tu rechazo hacia mi y te rechaza, tu exageración de lo que creí hermoso hace que ésto se vuelva vulgar y más te rechazo, tus palabras superiores, siempre superiores a lo que la realidad es, me exasperan, pues yo aún tengo un pie en tierra, aún puedo salir del agua cada vez que quiera, no así tú... que vives profundamente sumergido hasta el último pelo en el mar más hondo que tu infinita imaginación pueda crear... Así jamás se llegan a cosas concretas... Me dirigiré ahora a la realidad de tí que me muestras ahora, a lo al parecer en verdad eres. Decía que tu imaginación es inmensa, y en efecto, tu imaginación puede ser tanta que hasta crear un personaje completo para presentármelo puedes hacer. La realidad que me muetran los hechos es como es: hostil, impulsivo, depresivo, manipulador, común, ordinario, hastas psicópata, diría algunas veces, como ayer, y anteayer... y nunca antes hasta esos días. Serás lo que eres de ahora en adelante, ¿Me mostrarás lo que en verdad eres? Necesito que seas real conmigo, verdadero, o seguiré cayendo por migajas de pan cada vez que me muestres un ribio libro, no hechizarme más, si quieres que alguna vez yo te ame, si crees que seré capáz alguna vez, te juraré que nunca será de tu máscara, si tu de tu muro es de lo que quieres que me enamore, jamás lo lograrás. ¿Sabías esto? No puedes seguir haciéndome "sufrir" de esta forma, engañándome con imitaciones de lo que sabes que amo, con mímicas de lo que siempre he querido para mí, todo eso por lo que vivo y que tu me mostraste en carne y hueso. Y luego, desaparecer, borrar con un poco de inmadurez cada hermosa palabra sabia y compartida, teñir de negro cada momento luminoso de ambos, arrancarme todo lo que me hacía feliz, todo lo que hacía que las cosas tuvieran sentido, quitármelo tan fácil como quitarle un dulce a un niño, como suelen decir. ¿Y así dices que te he abierto yo a amar nuevamente? Eso no es amor. Te lo he dicho cien veces y más. La edad no es un enemiga de los sentimientos, está claro, pero sí lo será, inconscientemente, si tú me guías por ese camino, porque soy demasiado influenciable, eso lo sabes muy bien, me conoces más de lo que yo creí, porque me observaste por largo tiempo, casi por un año, me analizaste y calculaste, cada movimiento, sentimiento y pensamiento; cada risa, cada palabra, cada grito, cada lgrima, cada quejido, simplemente todo. Y yo lo noté y jamás dije una palabra, porque eras bueno, tu careta era buena, mejor dicho, pero así jamás se llegan a cosas concretas...