sábado, 31 de mayo de 2008

¨Oh, you learn abou it...¨

¿Acaso hay algún camino? Ellos me enseñaron a ser quien soy, nací en su silencio, crecí en su tempestad y morí, renací, o cambié en su propia inseguridad. Fui quien siempre camino errante, quien sabreó los destinos sin tragar más. Aquel que juzgó la armonía no había llegado a conocerme, no hasta que mis pies hayan estado bien atados a un ancla en la ciudad. Uno a uno cayeron del cielo. Uno a uno me ahogó en el mar.

La luz que todos dicen ver en algún momento de su vida no guiará jamás el camino. O la luz se ha de apagar. Y repito: ¿Acaso hay algún camino? El pasado siempre fue un ángel guardián. Una traición. Un olvido. Una herida y una lección no aprendida. Se revientan los ojos con las palabras mal interpretadas y sudan las manos en señal de venganza... ahora ya nadie tiene la culpa, ¿No ves? Se invieren los papeles tiernamente ante el no conocimiento de lo hechos. Vuelven a caer donde partieron al saber cada vez más. Danzan y sangran.

¿Qué caerá primero? Es como preguntar quién emepezó. Aquel que cambió todo, aquel Caín dentro de los judíos es un hombre normal. Jamás existió nadie. No hubo ningún cambio. No hubo ningún conocimiento. Sabio el que siguió caminando en la nada. Sabio el que no necesita tierra ni agua. ¿El que vive del aire? ¿Acaso existe el aire? Ya nada es nuestro. Ni de ellos. Todo ha mutado de forma brusca y en el tiempo más eterno del mundo (y del cielo). Se dividieron los mares, las selvas y los desiertos. Todos clasificados.

Me enseñaron a vivir por un ideal. A temer a esperar. A no escapar... hice ojos ciegos. Sentí orgullo de mi andar. De la soledad y la verdad increíble. De la soledad interna y la verdad increíblemente inventada. Insisto aprendí: aprendí a no volver a mirarles los ojos. Las manos y el cuerpo. A interpretar. Canté maldiciones y susurré placeres. Me encontré y me vomité. Y te encontré y te tuve y te perdí. Dijo que un tercero estaba volando, habló con palabras no inculcadas en mi vocavulario. "Está enamorado" y definió. A mi. ¿Entonces qué soy yo? En realidad jamás me preocupó. Y tal vez ahora tampoco.

¿Adiós es la palabra? Si la muerte es un cambio entonces no es lo que busco. El pasado no vuelve, pero evoca recuerdos. No quiero identificar a nadie. No quiero ser quien mande mensajes entre las ramas de los árboles mojados por la lluvia. No extenderé la metáfora... porque seguramente seré plagiada.

viernes, 30 de mayo de 2008

Para El Caso Rocha.

Le dijo que lo atara ¿Qué podía hacer él? Dejó caer la consciencia y tomó la cinta, amarró sus pirnas y ésta se acabó. Allí quedé yo sentado mientras otro sujeto me tomaba por las manos. Jamás logré entender por qué sucedía... Y llegó otro hombre ¿Quién era? La situación me tenía demasiado aturdido. "No es lo que cree", dijo uno, con cara de matón a otro con traje de empresario, ¿Qué habrá sido entonces? Y por sobre todo ¿Qué es ese olor? Ahora comprendo, si hay una pistola en escena debe ser disparada ¿A mi? ¡Oh, Dios! Ahora a mi cuerpo se la hace más insoportable ese olor... esa peste... y ese calor, francamente dell infierno (pero si ni Dios quiere estar aquí) invade mi cuerpo, arde, mata... lo que queda de mi... por lo menos el señor oficinista se va conmigo. En el taller de literatura El Ojo Blindado.

20·05·08

"Como odio que otras personas lean mientras escribo. ¿Que acaso no saben que una obra no debe ser mostrada hasta estar terminada? Y es obvio. Curiosos asoman sus apestosas narices por sobre mi hombro o mi lápiz, apestan a rayos con esa mirada de que en verdad les importara, y es increíble cómo una mirada puede producir olor, y esa incredulidad se compara con la pestilencia. Son hombres, mujeres, tratando de luchar. Son animales tratando de cazar. Son enfermos, locos, siendo ellos mismos."

miércoles, 28 de mayo de 2008

<------Flash Back-------|

Y tomé mi boleto al recuerdo. Siempre pensé que solía recordar muchas cosas de golpe, que conocía muy bien su sensación, su estado. Nadie sabía, ni yo, lo que puede llegar a ser un recuerdo. Pues entré en la nostalgia:

Primer cuadro: Iglesias, religión, hojas secas y la casa de la reja roja, aún con el eterno pedazo de concreto sobre el medidor del agua, donde siempre se acostaba el gato más suave y escurridizo que haya conocido alguna vez. Con seis pequeñas manos, más del alguna vez logramos seducirlo y hacerlo sucumbir bajo nuestros encantos de niñas ejemplo.

Gato acompañado del temor de que la dueña no saliera encolerizada a llamar a "cuchito" y apartarlo de nuestras miradas. Gato seguido por una, antes, opaca plaza (ahora tiene brillantes colores y juegos completos) donde comenzó a aflorar mi femineidad al pasar cada tarde cerca de otros niños que me veían caminar a mi taller de folclore y chiflaban por mis caderas y mis ojos coquetos.

Seguí caminando. Ya no había rosas. Sólo hojas húmedas por la lluvia. Lugar que no me transportó a mis recuerdos de infancia, sino a algún sueño que tuve alguna vez. Olvidado. Ahora está tan claro.

Más adelante, cada almacén era una nueva anéctoda... y las esquinas... y las casas... y la oficina de Correos. Ése almacén sobre todo: el de las sopaipillas con ketchup, el furgón que me traumatizó y sobre todo, el álbum de los dinosaurios en el que podías ganar un barco a escala... el que jamás gané.

Luego del letrero de cloro para piscinas y los aromos goteando se iluminan los primeros signos de la infancia edificada: el colegio. La entrada de la casa del portero seguía intacta: de lata. Las paredes por las que lloraba por millones de razones aún me miraban con lástima. Y el mismo colegio: al parecer quebrando... estando a fines de mayo aún las matrículas estaban abiertas.

¡Qué ganas me dieron de entrar a la capilla! Volver a ser cristiana, educada, "matea" (como vulgarmente se dice); perfecta. Pero no pude...

Decidí caminar por el lugar que no tenía permitido recorrer en ése entonces, pero por el que muchas veces opté, ¿Y qué encuentro? Un escenario, un rincón, una cúpula o un hoyo de ladrillos, como quieran llamarle. Con dos puertas; una grande y una pequeña y sus respectivos timbres con luz verde. Tampoco me atreví a tocarlos.

Se distingue otro colegio: el gigante al que envidiábamos... aún pude escuchar la clase de Ed. Física.

Y seguí caminando ¿Doblo aquí? No, no. Todavía se divisa al fondo un balón de gas sobre un fierro en lo alto, al lado de un almacén. Entonces mis pies automáticamente doblan siguiendo un camino de ladrillos en el pasaje siguiente. Ya no había gas. Mis pies tienen mejor memoria que yo. Todas esas eran las cosas que había olvidado.

Me adentro en una plaza curva, la que siempre miré desde la otra vereda, en la que había una especie de homenaje de concreto que siempre quice saber para quién era. Hoy lo sé: "Carabineros de Challavientos". Me senté en sus bancas, olí al fin su húmeda tierra y toqué sus árboles. La plaza... la plaza que miré desde la otra vereda cada vez que me invitaban a un cumpleaños.

Ahora nadie me conoce. Ahora me miran feo, sólo porque es horario de clases y yo no estoy en ningún colegio.

viernes, 23 de mayo de 2008

.:.·Faz (Incomprendido aún)

Tres poemas y una carta. Anuncia su muerte el ángel del deseo. Libra nuestra memoria de la multitud. Con estrépitos cae al suelo. No siente dolor. No siente goce. No siente. Monstruo del Sol en que creemos. Bestia del color. Sánanos nuestra vida con tu poder. Aquel no puede ser menos que el elixir de la vida. Vivimos en él. Te siente en tu interior. Estoy segura de que jamás te olvidará: estás dentro de él. Distante Luna. Guía sus pasos. Come su mentira. Y con una mirada te haré callar. Con una burla sabrás matar. No hay nada que puedas hacer. Porque todo está perdido. Cuando te basas en un pequeño papel. O en una simple sonrisa. Con tu violencia puede ser un nuevo mundo en sus ojos. Estás escapando. Pero es hora de irse... hacia otra parte. ¡Qué importa cómo se sienta! Parece como si feura errado, pero su vida está congelada. No interrumpas. Para él es un nuevo comienzo. O dilo como quieras. Deja todo hecho pecaminoso atrás. Danza en la penumbra. Pero comenzarás otra vez. Tu aroma le hipnotiza. Ansioso esperará más. Gritará tu nombre sin pudor al cielo y dentro del mar. Sin vergúenza. Sin sabor. Sin deseo ni pensamiento. Desde tu impetuosa ventana jamás lograrás tocar su visión. Jamás adorarás como dices su ser. Serás quien no cree. Quien no vive. Y sólo ve. Y mal. Accidentalmente caímos en medio del desierto. ¿Qué emoción expresarás ahora? Enérgicamente agitarás tus alas. Llévale donde quiera estar. No puedes ver qué hay en su interior. Sólo lo sientes. Sientes el frío y el calor de sus paisajes. De sus estados. Así. Con energía. Salta. Corre. Empújalo a donde quiere estar. Tres poemas y una carta. Anuncia su muerte el ángel del deseo. Libra nuestra mente de la multitud. La vida es tan aburrida. Pero no cree que lo recuerdes. El hombre que eras. Y las calles que transitabas. Donde vas. Donde vas. ¿Qué eres capáz de escuchar? ¿Qué eres capáz de inventar? De crear. De actuar. De desear y realizar. El último cigarrilo junto a tu mano. Rogando por desvanecerse en su pulmón. La última lágrima que quiere caer. Y resucitar. No hay nada en qué creer. No hay nada de verdad. Sigues esperando pero no hay más. Saltas de golpe al compáz del piano. Y cantas. Y cantas. Condenas al inocente. Comienza a llover y el infierno se moja también. Un nuevo día aparece con un nuevo hombre. Tu mano que intenta aferrarse a algo. Tu mente que quiere ser libre. Tu cadera que no quiere restricciones. Baila. Baila. Baila más. No hay más para beber. El día y el hombre se acaban. ¡Oh! ¿Qué haremos ahora? Dejarnos ir. El siguiente cae al suelo pero nadie lo nota. Ven. Aún te busca. Grita. Besa. Aplasta. No hay nada más largo que lo que nunca se empieza. No hay más puestos que el que nunca armaste. Y ahora crees en todo lo de los colores. Y la sed. De poder. De venganza. Negro y Rojo. Tres poemas y una carta. Anuncia su muerte el ángel del deseo. Libra nuestra memoria de la multitud. Cuatro poemas y la segunda carta: El ángel ha entrado con una nueva noche. Tu memoria es como la de los demás.

(tu vida y la mía en un frasco)



* Y ante cualquier problema surges como la solución:

* me haces tu-dependiente

* y sufro de tu-abstinencia cuando no estás

* ¿Qué haré cuando entienda que nadie es la solución?

* ¿Cuando sepa que no debo depender?

* cuando vuelva a ser yo misma...



* Me enseñaste a no ser tan individualista

* pero, como antes, el temor volvió

* ahora pienso en tí y no en mi

* ahora me necesito y no estoy
* ...entonces te busco a ti...



Y

¡.Sin música no sirve.!

¿Y qué si no existo?
¿Y qué si quiero llorar?
Ya nada en este mundo es real
ya nada sirve
y si sirve es para matar.

Trece lágrimas caen por mis mejillas
y un espasmo de paz
leve se siente venir el sueño
la culpabilidad será dueña de la lejanía
el futuro no se necesita
y el pasado me condena a mi tempestad.

Sigo caminando sin rumbo
todos tienen alguna utilidad
para la vida.
Leo, escribo, escucho y veo
¿Todos tienen alguna utilidad?

Seis gotas de sangre
recorren alguna parte de mi cuerpo
el ruido sucumbe la sala
la vida nunca ha quedado atrás.


Ñ

jueves, 15 de mayo de 2008

(desnudez)

"Esa fue la invitación", dije alguna vez en alún cuento que aluguna vez escribí. Y esa fue. ¿Dónde están todos? ¿Quién encendió la luz? La fría sala se ve más blanca aún con esa gran luz colgando del techo. Sus palabras sonaban más hirientes con esa mirada de simpatía... de lástima... y con tu mirada tras de mi, siempre evasiva. Pero estamos los tres.

Quisiste escaparte con un despiste la primera vez, rogaste por una negación la segunda. Pero no. Odiaste sus palabras como si fueran un insulto. Luego intentaste deshecharlas, intentaste hacerlas resbalar, pero no tuviste el valor de pisarlas, de arrebatirlas. Quedaste mudo. Y yo me reí. Y después lloré.

¿Para qué? ¿Para qué tanta? ¿Para que tanta vergüenza? Te avergonzaste de mi desnudez. Bajaste el rostro cálido y rosado al suelo. ¿Por qué te avergüenzas de mi piel? ¿Por qué te avergüenzas de mis labios? ¿Por qué me avergüenzo de tus razonamientos? Fuiste tan vulgar. Pero fui tan obstinada.

La música me llenó esa otra vez... cuando aún había complicidad, cuando podíamos mirarnos a los ojos, cuando estaba cayendo en desgracia... ¡Pero mira dónde estoy ahora! Analizaste. Identificaste. Corriste y me hundí. Ahora, inserta en las profundidades del pozo surge como una sincera ayuda (la única) la misma voz que me temió. Las mismas pisadas que arrancaron. Las mismas manos que me acariciaron... y acepté.

Aquí estoy, deseando demasiado, pero mis ojos reflejan la tristeza. Tal vez no estoy sola, pero esperé demás. Dejé que la marioneta se moviera por sí sola, dejé que las aves cantaran canciones de traición y jamás las detube. ¿Disculpas por dejar pasar la vida? No tiene sentido. No fue nuestra despedida, no me dejaste pasar.

La melancolía me hacía trabajar y trabajar. Era una dictadura. Pero jamás pude organizarme y luchar, pero jamás pude saber qué es lo que significa el sentir, el calor, el frío, jamás pude pensar...

Te dejé atrás y te perdí en la neblina, te ocultaste en el cielo, en las estrellas. En la Luna... pero nunca recordé miré hacia arriba. Y dijiste "estás mal" y entonces te escuché, vagamente, pero no me tocaste.

Mientras estás esperando mi corazón fue andando, lentamente desenredé las parte de mi colección de lágrimas, nuestra vida en un frasco ¿Y qué pude esperar? Si tomaste la iniciativa, no debiste llamarme... un álbum de nuestro sueño en un deseo de volar... y me dejaste volar... y caí... y caíste. Y me levantaste.

Débilmente nos reencontramos ¿Quién diría que por esto? Posiblemente te veré como si definitivamente lo disfrutara, gastando hermoso tiempo junto a ti... a veces... diría que me alagas, daría las gracias y me iré. ¡Qué estúpido será! Puedo quitar eso.

¿Dónde está la promesa? Tal vez no la necesitamos... ¿Cómo puedo olvidarme de lo que fuimos? Estoy ansiosa por no saberlo jamás, y tener recuerdo de ti... sólo porque estás aquí.

Viví en esa colina y viví a través de todo esto, antes de que volara, y me sentía feliz de decir que estaba aún aquí. Ahora no estoy en ninguna parte, ahora ya no estoy afuera, ni he vuelto a entrar. Sigo rompiendo los cristales de tu sonrisa despedazada, y cierro las puertas ¿O las abro? No pude saber quién soy.

Soy yo...

diciendo que espero.

viernes, 2 de mayo de 2008

Conspiración.¡

¡Pero qué hermosos son! Corran y corran que para mi sus problemas son una danza. Maravillosos bailarines, expertos en su quehacer, siempre tan vivos, tan conscientes, tan reales y terrenales. Sus películas de culto: nadie las conocerá nunca por completo, llena de mensajes que ni ustedes entienden, encrucijadas dignas de un Óscar y diálogos tan reales como deben... pero no hay música.
Películas que se las lleva la modernidad, filmes desconocidos, obvio, no se puede pensar más, si son todos tan iguales, sólo generalidades.


¿Qué pasa con los que impactan con algo diferente? pues yo encontré uno así, y me hizo creer que habían miles iguales en el mundo, no sin antes alzarme, alzarme y alzarme más alto. Creí estar conociendo a unos cuantos, creí estar viviendo en una especie de comunidad. Nadé entre todos estos espíritus, comí su cuerpo y bebí su sangre, otorqué a cada uno un nombre, coroné a un rey, y por supuesto, yo fui su reina.

¡Rompámos la danza que ellos crean sordamente! Estamos ocultos, medios muertos, perdidos, seremos pocos dentro de miles, pero seremos los mejores. Caminaremos lentamente, lo pensaremos dos veces antes de dar un nuevo paso, pero estos serán largos... y aunque no nos lleven a ninguna parte (no más que un estúpido círculo) juraremos y rejuraremos que hemos avanzado más que cualquiera.

¡Bellos bailes amigos! ¡Hoy comprendo todo! No fue esto más que un juego del destino para demostrar su fuerza. Hoy lo he perdido todo (en realidad, no más que la imaginación, ya que nada fue real) deambulo como aquellos falsamente marcados, los espejismos desaparecieron por acercarme demasiado, se revuelven las alegorías en mi cabeza y las vomito por las orejas: para mi nunca existieron.

Por lo que gracias. Gracias la pérdida. Tiempo, recuerdos, material, pensamientos, presencia, sueños y estrellato... en vano. Soy parte del musical de los recuerdos. En el carrusel, aún voy sentada en el pony de la nostalgia, atrás de mi vas tú, aún perdido en tus fantasías.

Soy reina de aquello que quedó en el plato. Los admiro desde mi alta ventana, bailarines, aplaudo cada escena de risay dolor con igual entusiasmo... recuerdo cuando fuí uno de su elenco, cuando renuncié, cuando quice volver, cuando no pude. En ustedes huelo la melancolía, payasos de la reina, han perdido a su rey. Nunca fueron sus esclavos, pero en el interior del monarca eran sus más inferiores empleados ¿Tuvieron noción de esto alguna vez?

Sus vidas serán siempre, y cada una de ellas, productivas para ser parte de algo, pero ésta vez de algo real; y no podríamos esperar menos, si finalmente ustedes son los que saben cuándo, dónde y cómo es correcto todo lo dicho y hecho por nosotros.

¡Asesórame, Dios! Aún queda uno que se ha rendido.

|¨Ausencia¨|

Siempre en estas etapas nos vemos tan encrucijados. Siempre pensé que esto sólo ocurría cuando uno estaba consciente. No. Hoy entiendo que sucede mientras estés allí. El cáncer me hierve las venas y la impotencia me las congela: constante lucha en la que yo soy aquella espada que choca fría contra la otra. Cada golpe es un nuevo pasado, las caídas son estrechas, los sueños más vívidos y alguna presencia se pasea de vez en cuando en mi cabeza, sólo para brincar sobre el tumor que me tiene donde estoy, ¿Sueles creer que esto es cierto? (Juro que no sabía qué hacer. Hoy es todo tan claro) Invades el recuerdo posible y atormentas mi alrededor. Un pestilente olor se descubre desde mi cuerpo, una lluvia de semanas y meses de invierno me indican que aún soy una mascota. Que no puedo más que dejarme llevar por lo que quieran intentar los demás. Sigo atrapada en la oscuridad: intermitentes caídas. Me divido en interior y exterior, ya ni mis pensamientos puedo manejar. Perdí el control. Fuimos tantos iguales, pero hoy tomo un receso: caigo la vacío ¿Vacío? ¿Cuántos kilómetros hay hasta abajo? ¿Puedo subir ya? Lánza tu cabello, Rapunzel, al pozo donde me encuentro, cántame tu canción, tu sabes que no puedo vivir en el silencio, que no puedo respirar sino notas musicales... esas que no están ahora... ¿Cuál es el juego? El de necesitar de todos. Dejé todo, olvidé a cuanto pasó alguna vez por mi vida, desheché momentos que formaron mi existencia por crear estos nuevos futuros, por ser sin saber que estoy siendo mal. Hoy: venganza de los primeros, me esmero por entender, por arreglar, por saber otra vez y no volver a dudar, pero qué sentido tiene ya si esta prisión no me deja actuar, ni responder, ni presentarme ante los demás. Sólo puedo soñar e imaginar... cosas que, como dije, ni si quiera puedo controlar. ¿Cuánto más puede durar?... Sus consecuencias duran años, su originalidad será parte del siguiente. Siempre habrá un siguiente, de aquí hasta la muerte: aquel rastro de dolor seductor que se tiene antes de la completación del universo en mi. Esa muestra de amargura del primer mordisco de la naranja, para, luego de pelarla, poder disfrutar de la nada, de su dulzura, de la muerte. La esperamos y alabamos en momentos como este. El frío escala por la espalda rápidamente y se convierte en un cosquilleo al llegar arriba. Siento grandes manos sobre mis hoimbros (aunque no las identifico) y me oprimen hasta no poder más: me agacho, me acuesto, pero las manos ahora se han trasladado a mis ojos. Sus dedos se incrustan y hunden y hunden hasta llegar a mis pensamientos. Abre las palmas y la fiebre me domina. Creí que todo acababa aquí, creí escuchar algo de música a lo lejos y me olbigué a dormir sólo para estar con ella. Y dormí. Y no estaba... pero ya no pude despertar. 30 de abril del 2008, 14:00 horas.