miércoles, 26 de marzo de 2008

De allí - hasta allá !


Entonces salí del colegio ¿Dónde estaba? Me rellené de sensaciones. Ansia. Pero lo cubrí, utilicé mi máscara y me adentré en la ciudad.

Me uní a un grupo y caminé, revisé cada paso ya revisado. El aire... el aire me consumió. Me dejé llevar cual hoja otoñal, me desvestí ante ellas, ante lo real, ante la verdad.

Risas, silbidos, canciones, chiflidos, gritos... risas. Todo en uno y todo calló ¿Dónde estaba ahora?...

Cansada y acalorada, más de lo que otros lo estarían, simplemente agotada. A un lugar de aspecto frío me acerco... deslizante gris. Y me senté sobre él, y mis pies que no tocaban el suelo calleron silenciosos a él. Me deslizaba yo ahora ¿Qué más hay?

Dos segundos y necesito que todo pare... o que avance sorprendentemente rápido. Me paro, ya no recuerdo por qué estoy ahí... ¡Algo! ¡Un recuerdo viene a mi cabeza! Y junto con él una mujer seria. Y de entre su seriedad este recuerdo me hace sonreir, y al parecer a ella también ¿Habremos pensado lo mismo?

Y cuando todo parece perdido un ruido sucio clama por nosotros. En el estómago se hace un nudo y ahí estamos con ambas manos estiradas, la de la señora de la sonrisa y la mía. Por un momento somos un solo ente poderoso y aquel denso sonido se convierte de repente en un inmenso monstruo con una pequeña boca. Y ambas dispuestas a ser deboradas nos identificamos. Es un mundo nuevo.

La señora me ha servido como ejemplo para lo que vendría dentro. Tantos iguales pero distintos, algunos con más primaveras sobre sus hombros con cientos de historias por contar. Asimismo, otros en miniatura llenos de sueños y fantasías para hacerme volar. ¿Pero qué hay á su alrededor? Aun no logro comprenderlo.

Seguí mi nuevo camino a bordo de este personaje violeta ¡Cuántas cosas inimaginables se pueden apreciar a través de sus ojos! Quedé impregnada de nuevas y ajenas experiencias, y como el etiquetado de color violeta seguía y seguía con sus tormentosas habladurías nos mantenía a todos en silencio... supuse que nos daba ódenes... supuse que todos las entendían... y yo seguí al resto, soy una experta en eso.

Un paso abajo junto con un revuelto de más de estos ejemplos. Ahora entiendo de dónde vine y hacia dónde voy. Los callejones son múltiples y me sumerjo en un nuevo laberinto, cada vez menos apartado de lo que alguna vez llamé real, cada vez más constriudo... cada vez más estructurado.

Y una larga corrida de inmensas viviendas me indicaron el fin del laberinto, la luz del túnel...

Allí estaba yo. Frente a ella. Frente a mi. Frente a mi casa.

jueves, 13 de marzo de 2008

¿Existes?...


OK... ¿Dónde estamos parados entonces? Supongo que tendrás que decirme las reglas otra vez: Veamos, ya no decimos las cosas a la cara, ¿Cierto?, ya no existen las miradas cómplices entre nosotros, ni las risitas de superioridad, y ni pensar en las largas conversaciones en las que el tiempo dejaba de existir hasta que caíamos a tierra de golpe por la interrupción de un ajeno ¡No, por favor, eso no existe!

Estamos aquí entonces... Tu allá, caminando hacia atrás. Y yo... sin caminar, temiéndote... temiéndole a tus miradas de ahora rencor, de odio, ¿Qué sucede?

Estoy yo. Evitándote, helándome, pensándote (¿Por qué te pienso?), analizándote, esquivándote, ignorándote. Nos perdemos otra vez...

Estás tú. ¿Libre? Haces lo que deseas. Escuchas lo que quieres y no hablas lo que no puedes. Me miras fugazmente cuando lo necesitas. Me vigilas sin necesidad de hacerlo notar. ¿Importamos?

Están los demás. Los demás me hablan ¿Qué me dicen? Que estás distante, que no puedo saber en qué piensas, que no saben si aún existes... y mientras otros dan nuevas señales de vida yo más te pierdo... más te necesito, pero para lo que tu no puedes darme...

Mírame a los ojos como antes. ¡No! No como antes, sólo mírame a los ojos, léeme otra vez, que así te leo yo a ti. Entiende que dejamos de vivir ya, desde que el hielo es frío que ya no puede volver a ser agua... siempre puede volver a ser agua... porque la muerte es cambio, no muerte.

¿Fui yo? Quiero repararlo... ¿Fuiste tu? Lo he olvidad... ¿Cómo se empezaba a vivir? No quiero volar como solíamos hacerlo, sólo quiero volver a vivir...

domingo, 2 de marzo de 2008

Sin título...

"Sólo una carta, amor mío, me has dejado
para recordarte en todo tu esplendor,
sólo un pequeño papel con tinta totalmente negra,
aunque con un toque de rojo,
sólo eso me dejas y te marchas, me dejas sola.
Vuelve, mi amor, que yo te devolveré lo tuyo,
y te dejaré lo mío lo mío para que te quedes junto a mi.
Una triste historia has dejado escrita tras estas lágrimas
que se derraman en tu hermosa, aunque muy sencilla carta
de amor... para mi...
Vuelve y sabrás lo que siento por ti...
conocerás de cerca a la mujer que más te ama en el mundo...
vuelve y te haré la persona más feliz de este pequeño
aunque gigantezco planeta...
Porque sólo mi amor más deseado podría crear e inspirar
éstos versos tan tristes y tan llenos de amor y de vida...
Sólo y nadie más que tú podrías crear un corazón
tan grande, pero que todo su amor va dirijido
a una sola persona... como el mío... para tí...
Aunque tu no lo creas yo te amo,
por sobre todo lo que te he dicho... te amo."

Dedicado a Felipe Espinoza Díaz, del 4º básico "C", 2002.

(¡Qué apasionada era a los 9 años! ¡Jaja!)