viernes, 16 de noviembre de 2007
ClaustrO II
Otra vez sola. ¿Qué más se puede esperar de alguien como yo?. El clautro ya no me atormenta. No me hiere. Ahora es placer lo que me consume. La soledad es mi compañía. Y aunque estemos ambas solas... estamos juntas... Esperaría por siempre si deseara a alguien a mi lado. Porque si lo hubiera se hiría. Mi inconsciente los ahuyenta.
Lo que significó alguna vez para mi tristeza absoluta. Melancolía del peor tipo. Desamparo casi absurdo. Hoy es elevación máxima. Éxtasis. Ya no extraño a nadie. Hoy siento que vivir es caminar solo. ¿Será cierto? Qué importa. Caminar solo sería lo más conveniente.
Las horas pasan rápidas hasta el final. La demás gente corre rápido para llegar hast acá. Hoy sería un día especial. Las mejores intenciones del mundo tienen estas personas. Pero la compañía es ingrata. Y ellos no lo saben. ¿Qué será de mi entonces? Me camuflaré como uno de ellos y fingiré. Tomaré mi lado más oculto. Más humano de mi misma y lo usaré como jamás lo he usado antes. Cinismo. No queda más remedio. Las cosas se vuelven simples en este punto. Todo suena tan fácil. Sencillo... en la práctica está el dolor.
No podría seguir fingiendo amor de ningun tipo. Seré una cínicar igual que ustedes. Usaré sus mismas intenciones. Lentamente recórranme con insinceridad. Yo estoy dispuesta a responder al instante.
Hay tantas cosas que no debería hacer. Tantas palabras que jamás debí haber dicho. Pero por más que busque es silencio siempre buscas más palabras y sonidos. No entiendes nada.
He llegado a una nueva duda: ¿por qué ese afán de pensar siempre que los demás mienten? ¿Acaso soy yo la que miento tanto que creo que por eso debe ser normal en los demás? Finalmente, ¿Mienten o no? ¿Son cínicos o es sólo una invención? E inmediatamente encuentro la respuesta: Alerta. Me han engañado tantas veces que es mejor estar alerta. No creeré en nadie porque "nadie" siempre me engaña... dos mentiras no son iguales a una verdad...
Los años pasan ahora a la par con las horas. No alcanzo siquiera a procesar mis acontecimientos y ya he cambiado de etapa. Quizás las procesé ya suficiente y por eso me pasan inmediatamente al siguiente nivel.
Por muy pocos minutos seguiré en soledad. Y por unas cuantas horas más: en claustro. La música clásica me llenaría de alegría. Otra vez siento que vivo a pesar de mi salud. Y ahora los extraño. Faltan muchos aún... y recuerdo los sustos de mayo...
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