Esa angustia que se concentra en el estómago, sube y sube y te atrapa la garganta. Que no te deja respirar. Sollozas, pero no lloras. Te seca. Te seca al punto de no poder explotar y todo eso que hiere y duele queda en tu frágil cuerpo. Te carcome. Te intoxica. Te infecta.
Te llena, te llena tanto que ya no hay espacio para nada, ni para comer ó beber ó sobrevivir, porque ese asco, esas continuas ganas de vomitar que vienen después de la impresión que para el tiempo, viene también con el deseo suicida, el incomprensible en cualquier otro estado. La cobardía de terminar con la propia vida (debilidad) ó la cobardía de no poder hacerlo (miedo).
Y fingir no sentir es más difícil que explicar por qué estás así, pero fingir es más eficiente. Ríes y maldices y corres y te escondes. Vivir de los recuerdos nunca fue tan absurdo, porque el pasado ya no tiene nada que enseñarte, no te da razones para creer y te recuerda... te recuerda... te recuerda...
Cuando dejas de exigir nuevas oportunidades a la vida porque la opción que quieres no la puedes tener ni la haz tenido.
Nunca seré lo suficientemente buena para tí, ni tú nunca serás completo para mí.
Porque tu lista de arreglos es infinita (no sé por qué sigues aquí) y yo siempre sentiré que te falta algo (y no sé por qué sigo aquí).
viernes, 27 de febrero de 2009
______Angst__
- ¿Por qué siempre te lo escribes en la mano?
- Para recordarlo constantemente.
- Y la otra vez escribiste "árbol", ¿por qué?
- Para ser uno. Uno mismo.
Angst es para recordar que nunca nada es real y que la irrealidad es el miedo. El dejarse llevar es capáz de matarnos ó de volvernos locos, escapar de todo. Lágrimas al viento. Pero la soledad ya no es un refugio y la independencia es una utopía.
Angst no nos deja analizar, nos ciega, nuestro mundo gira alrededor del miedo a la repetición, a lo desconocido, a exisitir diferente a los demás, a que el cuerpo se duerma y los pensamientos sigan trabajando.
Las heridas ya no se cubren con lana y las lágrimas simplemente no existen. El desierto es lo que merecemos: seco de dolor... de sentimientos. De agua. Recuerdos, reproches, árboles y peces. No más montañas Sally, ni Sebastián, ni Juan Pablo, ni Gabriela ni María. Escapamos de la soledad que ellos representaban, y nos sumergimos en el caos, donde estamos a salvo, en el calor de la multitud, donde siempre habrá alguien a quién estirarle el brazo y me tome y me dé aire y reaccionar, otra vez.
( Reaccionar es la salida. Perdonar el pasado. Enfrentarlo. )
Aquí estoy hundida en las penumbras, entre las sombras ajenas, que me acobijan y me juzgan... por no poder liberarme, por estas aún aquí. Me miran con tristeza impacientes por verme correr y con impotencia. Me convierto en un objeto de traición, y sus sombras no pueden hacer nada.
{ CRISIS DE ANGUSTIA }
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